Estrellas
del día
se mueren
de hambre con sus críos.
Tierra en los juegos.
Me siento
a esperar
el desenredo
de la madeja sobre mis hombros
con un
poco de sol escarbando aquí y allá
las
huellas,
simétricas
casas.
Entono
la canción del adiós,
una reja vencida con pedazos míos en sus puntas de fierro.
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