En la sala de redacción, el periodista suda la gota frente a su computador. Busca un poco de café, una breve pausa para releer, encontrar algunos errores y lanzarse otra vez contra el teclado. Para su satisfacción, encuentra finalmente el tono preciso y la palabra correcta. Continúa golpeando su teclado. Con fuerza pulsa, machaca las teclas, las letras corren heridas de muerte bajo sus dedos y pedazos de uñas vuelan lejos. Sigue masacrando la teclas, excitado TAC TAC TAC TATATAC y feliz de su noticia tan golpeada – exacta a la realidad – que nadie lo creería.
2 commentaires:
nadie lo creeria!!!
así es no más poh! Las letras corren heridas de muerte, y cuando se publican están pasadas a muerte hace rato.
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