vendredi, juin 07, 2013

cinemateca






I.

Ingmar Bergman
desenfoca el color
y cae el caballo justo
donde no podía haber otra cosa
que un animal que observa
a Ingmar Bergman
mitad blanco y mitad negro.

II.

Mi pantalla abre feliz
un diálogo subtitulado
que tuvo como origen
un sueño
un auto que choca
y derrama vasos gratis
mojitos y nubes lloronas
durante el retorno a casa.
Una breve segunda parte
con playa prometida
y toda la parafernalia de un café en la arena
combatiendo pulpos solares
pescadores filósofos de la carne.
El hospital me marcó por dentro
y no importa
sigo inconsciente
no soy el chico de la película
y el final no esta arreglado.

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