jeudi, mars 14, 2013

Duo de sexo





No reconocí al hombre que tenía frente al espejo, pero era lo de menos. Es lo que se dice “un cambio radical” y es lo que estaba escrito en la hoja de ingreso. El doctor pidió mi opinión. Balbuceante, le dije que me parecía muy bien así. En realidad, no me parecía tan bien. En realidad, ya no sabia qué pensar. Lo único que sabía, era que tenía que dejar esa clínica. La enfermera que asistió a la cirugía, me ofreció un regalo con su voz, una forma de ser gentil conmigo en su despedida : "Adiós, Mario". Me acerqué a ella y en mi forma de retribuir su gentileza le dejé mi lápiz labial “duo infaillible” que aún tenía en el bolso. "Ya no lo necesitaré. Y gracias" le dije.

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