vendredi, mars 15, 2013

de cuando el silencio es una moneda de cambio



interruptus, N. Folch



Restos dejados en una pantalla
cuelgan
un cambio de nombres
ese juego
esquizofrénico que corre entre lo que pasó
y lo que pasa
las hojas de nuestro imposible viaje,
nuestro
imposible
restos
viaje (lo digo despacio, casi una sombra apuntando las horas y que olvida su café hasta que ya está muy frío)
-experimentación o investigación lo llamabas-
brillan despojadas del espacio
y caen en un ir y venir sin sentido.

La reunión en una habitación demasiado grande
coordenadas fijas para perderlas
destruidas con la suplantación digital
de la carne dormida y húmeda.
                       Se toma lo que se desea.
                       La mano que lo alcanza aparece fea.
Algo brilla aún en esta pantalla,
sin saber ella es un valle que no cosecha nada
es una certitud del silencio
quemadura a cambio de ausencia.

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