Rampa nocturna, N. Folch |
Escribir, mirar, quemar
en un momento de calma entre los tentáculos del día,
porque así se ha vuelto la actividad cotidiana,
una serie de ventosas que me sacan la médula,
aspiran mi anémona de la cabeza
y lobotomizado o anestesiado
me tiendo sobre mi propia sombra mal estacionada
con sus ojos risueños sin motivo,
absurda en su manera de abrazarme,
como si eso bastara
eso y su enfermo respirar.
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