Hanoi, 2007. N. Folch M. |
El día en guerra,
ebrio entre el polvo de hojas
y el tamborileo del sol
cuelga hongos a los muros babosos.
La ciudad hierve las raíces
de sus manglares más ancianos
como brebaje para el suicidio
colectivo
y la carne
duerme y transpira
bajo los muros de las últimas
pagodas.
El día en guerra pasea sobre las
ruinas
con espejos en cada uno de sus
dedos y los planta,
planta nuevos barrios, jardines
colgantes
magnos y a prueba de humedad
donde cuelga las cabezas dormidas
de sus victorias.
En las callejuelas y lagos aparecen altares floridos
de cuerpos sofocados,
humo, cerveza y lluvia perfuma la derrota.
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