Pensemos en ventanas parchadas con géneros,
tuertas fisuras craneales
pensemos en un derrame de silencio
tengamos vocación de espuma
indiferente a los pronósticos del tiempo
porque no importa
porque nada es más bello que la cuerda suspendida bajo nuestros pies
más acá de los sueños podados hasta la pesadilla
y más allá de la indiferencia.
Seamos secretos hasta lograr una cicatriz invisible
a los espejeados centros comerciales
aullemos por las tardes a esas tuertas fisuras
que se acumulan en el rincón sucio de las casas.
El agua es lo que dicen las facturas
y desde ambos extremos del neón
la gente pantallea una luz mortecina.
Unas viejas sacuden a sus hijos en las puertas,
el polvo cubre los cielos.
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