samedi, janvier 06, 2018

El Faro de Pen Men



El faro de Pen Men vigila las tormentas atlánticas babeando sal
como un condenado al frenesí bestial
de las rocas lavadas en el líquido de su rabia.
Eyaculan el pájaro de los dominios entreabiertos de la tierra
y vuela entre las láminas de sal que se despegan del cielo.
Se lanza en eléctrica caída
para detonar la cerradura submarina.
Aquí los hombres no tienen más remedio que dejar al trueno vaciarles la sangre por algunos segundos y enrollarles el horizonte en las órbitas oculares, así ellos caminan, deslizándose sobre olas y hablan con el perfume de las tormentas.
Aquí no hay sombras de dioses,
no es una escena de « El Sacrificio » de Tarkovsky,
es un puño tras otro en el rostro huidizo de un pájaro
que sobre los bunkers se emborracha de luz y viento.
La incandescencia de la espuma ha marcado al faro,
lo ha dejado fuera de todo escenario,
en el desmemoriado revoltijo de algas que va de paso
y que nos deja, al faro y a mí,
olvidados.

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