niña urbana, N. Folch |
Desde
una esquina cualquiera verás la ciudad vecina
al mundo
y recordarás ese
minuto
que le sobró a tu
día,
el verano que no escapaste
a tu barrio.
Como si nada
pudiese cambiar
recorrerás tus
rincones,
los que evitan que
te estrelles en el cemento
y te dispares a
un horizonte incierto
reloj sin
manecillas.
Como si nada se
realizara
más que una
automática vida
comprenderás la
gracia de la ciudad
y el necesario
tropezar
con los animales
muertos
que roen el cielo
su mirar dientudo
tras cada iglesia sombreada por altos espejos comerciales.
(Santiago, 2000 )
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