Brassai |
Indeciso por las estiradas esquinas
hoy la gente se veía menos seria
y tan asustada como siempre, un susto
contagioso
como eso de los regalos dentro de un par de
dias porque es navidad
el contagion de la paz, un beneficio
de felicidad suspirando bajo envoltorios
brillantes como estas calles lluvios as e iluminadas
de preguntas por la familia, por la gente
que se quiere, por lo que será adecuado para
los pies del tío, del cuello de la
madre, para alas y manos de pequeños que juegan a esconderse de los ojos
rojos del viejo de la casa.
Indeciso digo,
estrellándome con paraguas, dos veces casi tuerto el cielo
inchado de agua o de nieve pegada a su
dentadura
las vitrinas me llevan a la puerta de la
fiesta
o se gana o se pierde, o me alegro o me
enfado en la celebración de la
creencia en la muerte de la creencia, en la desesperación de la continuidad
pasos perdidos que avanzan y se pierden y
avanzan
abrazados y alagres pasos que piensan en
los otros caminos, aquellos miserables
recodos del planeta por donde pasa la
desesperanza y la muerte ciega que orina las verduras y avinagra la carne.
Indeciso repito, mi camino hoy entre
pasillos de supermercado
de supermujeres en carne fresca apilada sin
esfuerzo
brillantes mascaras por las que el sudor
desliza un poco de sal
a la sonrisa en barras;
entre faldas del frío designado con un poco de limosna a la esquina de las grandes
tiendas
mientras vuelvo a estrellar mi cuerpo en la
realidad de que algo falta aquí.
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