Ça fait deux jours que je me bats entre ce cahier (maintenant il a pris une étrange forme, comme celle d’une mâchoire cassée) et tous ces divertissements offerts par la technologie. Bien sûr, il faut considérer aussi les heures du travail ainsi que le livre de notes et de nouvelles inédites que je me suis acheté il y a trois jours de Jack Kerouac : Underwood Memories ; un très bon livre. Depuis deux jours, donc, j’ai cette sensation d’être nulle part, d’être en manque, non pas d’inspiration, mais de la seule chose qui concerne, je crois, un écrivain, et c’est la RIGUEUR
Ya van dos días de lucha entre este cuaderno (ahora ha tomado una forma extraña, como la de una mandíbula rota) y todas las distracciones que ofrece la tecnología. Por supuesto que hay que considerar además las horas de trabajo, como también el libro de notas y novelas inéditas que me compré hace tres días de Jack Kerouac: Underwood Memories; excelente libro. Hace dos días entonces que tengo esta sensación de no estar en ninguna parte, de que me falta, no la inspiración, sino la única cosa que creo que concierne a un escritor, y esta es el RIGOR. Aún más, mi viaje a Viet-Nâm comenzará pronto y me convencí de irme con un cuaderno nuevo y de terminar este que comencé en Barcelona. Un día pasó después de haber tenido esta idea y mi hermana que vive en Chicago me anuncia que piensa enviarme un cuaderno que compró para mí. Una semana después recibí su regalo: un hermoso cuaderno con tapas de cuero envejecido y bolsillo interior para guardar pequeños versos. Mi mujer dice al respecto que yo soy muy regalón. Tal vez. Estoy seguro, eso sí, que esta historia no es únicamente una sucesión de coincidencias y que, sobre todo, este tipo de regalos no pudren mi espíritu. Aún me quedan bastantes páginas en blanco en esta mandíbula rota en la que escribo; pero subiré al avión con mi nuevo cuaderno, eso está claro. En el oficio de poeta, si se piensa bien, no hay dudas sobre la importancia de tener a mano un bosque donde encontramos el reposo y la naturalidad de dormir, sabiendo que al despertar podremos comer los frutos de sus árboles y luego volver a la civilización. Si los poetas no tuviésemos este recurso de gente que nos apoya o a los buenos libros que conforman este bosque, estaríamos obligados a volvernos unos idiotas sin preocuparnos por las trampas de la tecnología y con el olvido de la grandeza vivida luego de haber escrito una página con honestidad.
5 commentaires:
El rigor, de acuerdo, una voluntad de creación.
También el bosque es necesario, por supuesto, o una cueva, cualquier cosa que nos haga creernos fuera estando dentro.
Excelente texto.
Jordi lobo, gracias.
MUY BIEN, RETOMANDO EL HILO SUSPENDIDO... ROCK N ROLL!!!
MUY BIEN, RETOMANDO EL HILO SUSPENDIDO... ROCK N ROLL!!!
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