"Creo que esa gran región apacible de Francia será siempre un lugar sagrado para el hombre y que, cuando las ciudades hayan acabado con todos los poetas, será el refugio y la cuna de los poetas por venir", eso es lo que expresó el asombrado Henry Miller al conocer la región de Dordogne. Un escritor asqueado de sus compatriotas, del consumismo y mercantilismo exacerbado que ya prometía un mundo plano y que lo empujó a vagabundear, errando por las rutas de europa, justo antes de ensartarse en la mesa griega del poeta L. Durrell, quien lo invitó a delirar en Grecia.
Un buen libro dentro de los clásicos memorísticos que tanto nos gustan: El coloso de Marusi.
vista en Perigord, N. Folch |
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