Esta noche forzaré la luz a la no-luz,
que es no-sombra
(dramática la matemática o la química de la belleza
arropada de mujeres relámpagos)
esta noche lobos de cuentos
perdidos en un bosque bancario que seca espumas freáticas
el trono para imperios agusanados
mientras aúllo al horno donde me caliento el pan.
Esta noche la lluvia aguará las flores de papel de regalo
y se las llevará al semen original
les dará raíces,
calles alargadas, con lobos reunidos en los márgenes de mi puerta,
donde los drogados mueren como dormidos y duermen como muertos sus ojos flotan en la Bahía de Halong, pares de perros que nadan de casa en casa y encantan a las muchachas para llevarselas al fondo del mirar, hundidas en el sueño del drogado, restos de caricias, porque hasta ellos, los perros de las casas flotantes perdidas, tienen una puerta que les abre a las estrellas y dirigen el brillo a sus hermanos perdidos que aullan encerrados en casas con hornos y panes.
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